Nos gusta creer que nuestro conocimiento se asienta sobre sólidos pilares racionales. Que las coordenadas que nos ayudan a entender el mundo están despojadas de supersticiones y creencias irracionales. Como miembros de la sociedad tecnocientífica miramos el futuro con tranquilidad, sabedores de que la comunidad científica, desde sus asépticos y caros laboratorios, está preparada para descifrar los grandes misterios con rigor y objetividad. Pero no todo está tan claro: Juan ma Sánchez Art eaga, a poyad o directamente en las fuentes fundacionales, cuestiona el uso fraudulento del método científico y explicita la red de condicionamientos morales y míticos e intereses materialistas que se esconden bajo una aparente objetividad. A través del desarrollo e impacto que tuvo la teoría de la evolución en la sociedad moderna, en la primera parte de este ensayo Juanma Sánchez Arteaga pone en duda la supuesta superioridad de la racionalidad tecnocientífica moderna. Y es que, como nos recuerda el autor, la creencia científica en la superioridad de las poblaciones humanas de origen europeo llegó a convertirse en una verdad (no en un error) racionalizada y aceptada dentro de las sociedades científicas de la cultura «occidental», durante su periodo de máxima expansión imperialista. Como conclusión lógica a todo esto, en la segunda parte de este trabajo, de carácter filosófico-cognitivo, se plantea la necesidad de pe nsar crí tic amente en la ciencia moderna, y de que cada investigador, a su vez, asuma su responsabilidad dentro de ella.